23 de mayo de 2019 | @BMComovamos
Por Yany León Castañeda
En una verdadera democracia, cada decisión de un funcionario público tiene que representar los intereses de los ciudadanos que lo eligieron. Regularmente, después de las elecciones desaparece la comunicación entre electores y elegidos, y entonces el control social, la responsabilidad política y la rendición de cuentas, pasa a segundo plano.
¡Pero es que los electores no hacen seguimiento a los elegidos para verificar que cumplan con sus funciones! Según la encuesta de Cultura Ciudadana del DANE de 2015, en Colombia el 60% de encuestados considera no transparente el conteo de votos en su municipio y además el 36.5% no confía en los Concejos Municipales. Esto conduce al abstencionismo electoral y a un menor control sobre los representantes.
Aunque las decisiones para los municipios están en manos de los concejales, muy poco de las razones que las soportan son del conocimiento de la opinión pública. ¡Así no se puede valorar el desempeño de cada miembro de la Corporación!
Un Concejo que cumple con sus funciones y que es visible ante los ciudadanos, aumenta la confianza de sus votantes. En cambio, un Concejo ineficiente hace innecesario el control político sobre el jefe del ejecutivo municipal. Estando en época electoral, es oportuno no perder de vista a los miembros de los concejos actuales, especialmente de aquellos que aspiran a su reelección confiando que los electores desconocen sus pobres desempeños.
Publicado en ADN Bucaramanga