11 mayo de 2017
Aunque las autoridades ambientales (porque a falta de una, tenemos dos) digan que la calidad del aire de Bucaramanga está entre moderada y buena, estamos lejos de respirar aire limpio. La OMS estima que un promedio diario de PM10 superior a 50 µg/m3 representa un riesgo para los humanos; pero en Bucaramanga las mediciones hechas durante 2017 han mostrado promedios diarios superiores, llegando en algunos casos a más de 100 µg/m3. Además, es cuestionable la validez de estas mediciones toda vez que no se hacen con regularidad, no tienen la suficiente cobertura y se están realizando con instrumentos poco confiables por su obsolescencia, ampliamente reconocida por las mismas autoridades. Por ejemplo, la presencia del material particulado más fino y peligroso llamado PM2.5 sólo se midió los días 18, 20 y 21 de marzo. ¿Cómo pueden alertarnos las autoridades cuando se produzca alguna contingencia ambiental si no existe un monitoreo diario?
Los cálculos del DNP son contundentes. En Bucaramanga y Floridablanca, el 10,5% de las muertes (484) fueron atribuibles a la contaminación del aire urbano, con un costo estimado de 600.000 millones de pesos, equivalentes al 3,9% del PIB de la ciudad en el año 2015.
Estas cifras deberían hacernos reflexionar sobre la importancia de tener sistemas de medición que permitan monitorear si las medidas para disminuir la contaminación son efectivas o no.
Publicado en ADN Bucaramanga
Comments