28 de junio de 2019 | @BMComovamos
Publicado por Vanguardia
La migración es un fenómeno no controlado que merece ser visto como una condición de obligada solidaridad hacia quienes la padecen y con el mayor respaldo posible por parte de los países receptores. En este sentido, una vez que las dimensiones de la migración venezolana se hacen evidentes en Colombia, se apunta a la necesidad de una política pública al respecto y estrategias de Estado que regulen esta condición, con el equilibrio necesario. El tema se convierte en gestión obligatoria para la administración local, así no haya sido incluido en un programa de gobierno o plan de desarrollo. Y de esta forma, emerge como agenda necesaria para el control político.
En los últimos dos años, el Concejo de Bucaramanga ha realizado 11 sesiones en las que el tema de la migración venezolana se discute, pero sólo una de ellas ha sido exclusivamente dedicada al control político, en junio del año 2017. Pese a las crecientes cifras de migrantes en la ciudad, con sus consecuencias inherentes, es paradójico que en adelante no hubiera control político exclusivamente dedicado al tema, y sólo se ha tratado de manera tangencial, cuando se relacionan en la agenda con aspectos como espacio público, seguridad, atención a habitantes de la calle y balances de rutas migratorias.
En el informe de la Personería de Bucaramanga, presentado ante el Concejo el pasado 25 de abril por la delegada en Derechos Humanos, se asomó una cartera de facturación pendiente de $1.700 millones en el Hospital Universitario, por concepto de atención a los venezolanos. En esta sesión los concejales no sólo no realizaron ninguna intervención, sino que justo en medio de la presentación se hizo evidente que algunos de ellos no se encontraban en su lugar, pues el secretario debió llamar la atención para que volvieran a su sitio a escuchar el informe.
Es tiempo de entender que la agenda migración exige una ruta menos reactiva y más propositiva, porque las bardas del vecino no parecen dejar de arder, por lo que sería responsable poner en remojo los temas con las distintas vertientes que este fenómeno exige en gestión local.
Por Ysabel Briceño
Docente Universidad Autónoma de Bucaramanga e integrante de Concejo Cómo Vamos.
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